Oscar Donneys nació en un pequeño pueblo del Valle del Cauca, Colombia, Palmira, donde su fascinación por la luz y las sombras comenzó a una edad temprana. Armados con una cámara de juguete, capturaba los momentos más simples de su entorno: los juegos de luz en los tejados, los rostros llenos de carácter de sus vecinos.
A medida que crecía, su pasión por la fotografía se intensificó. Se mudó a una gran ciudad donde descubrió un mundo de posibilidades creativas. Experimentó con diferentes estilos y técnicas, desde la fotografía callejera hasta los retratos emotivos y los paisajes oníricos.
El trabajo de Oscar se caracteriza por su sensibilidad y su capacidad para encontrar belleza en lo cotidiano. Sus fotografías transmiten una sensación de nostalgia y melancolía, siendo muy criticado por la oscuridad de las mismas, invitando al espectador a sumergirse en mundos lúgubres pero muy fuertes que te confrontan con la oscura realidad del mundo y de la vida.
A menudo, utiliza la luz natural como su principal herramienta.
A lo largo de su carrera, Oscar ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas en galerías y museos de todo el mundo. Su trabajo ha sido reconocido por la crítica especializada y ha obtenido varios premios y distinciones en importantes concursos de fotografía.
Las influencias de Óscar son variadas y van desde los grandes maestros de la fotografía como Ansel Adams y Henri Cartier-Bresson hasta los pintores impresionistas y surrealistas. Sus obras a menudo exploran temas como la identidad, la memoria, la naturaleza y el paso del tiempo.
Además de su faceta como fotógrafo, Óscar es un firme defensor del arte y la cultura, pero sobre todo comprometido con la defensa del medio ambiente impulsado por su profunda misantropía.